La ciudad de Arequipa se cobija bajo las faldas del volcán Misti en un valle idílico al sur del Perú. Goza de un clima envidiable, hasta el punto de que Cervantes en La Galatea ya la describía como la ciudad de la eterna primavera . Arequipa es la capital del Departamento que lleva su nombre. Es la sede del Tribunal Constitucional y se la considera la capital jurídica de Perú. Su casco histórico ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Con algo más de un millón de habitantes, es la segunda ciudad del país y rivaliza en historia, cultura, política, actividad industrial y poder económico con Lima, pues no en balde en ese territorio siempre han anidado movimientos secesionistas.

Arequipa fue fundada el 15 de agosto de 1540 por un lugarteniente de Francisco Pizarro, llamado Garci Manuel de Carbajal, natural de Plasencia. Poco conocemos de este ilustre extremeño aunque fueron muchas las expediciones y conquistas en las que participó. Se sabe que fue el fundador de la Villa Hermosa de Arequipa porque así se recoge en el acta fundacional, donde consta que él personalmente eligió el lugar más idóneo y puso la pico-ta en la plaza de armas de la villa.

Según la leyenda, Carbajal se construyó una casa, conocida hoy como La Mansión del Fundador , cerca del río Socabaya, a las afueras de la ciudad. La mansión se ha convertido en centro de peregrinación turística. Pero en realidad no se sabe con certeza dónde vivió, cuándo murió ni dónde fue enterrado. La tradición local cuenta que está sepultado en un túnel bajo la catedral de Arequipa.

Me reencontré con la figura de Garci de Carbajal cuando visité Arequipa. Desde entonces mantengo contactos con grupos culturales de esa ciudad en la que se le tiene por un héroe. Pero lo que extraña es que en la historia de Plasencia no se haya reservado un lugar de honor, ni se hayan divulgado sus hazañas ni, en suma, se le haya honrado como merece. Lanzo un reto para los que quieran enmendar este agravio. Es de justicia.