Martín Berrocal hizo dos maniobras dilatorias. La primera tratar de involucrar a una de sus sociedades, a la que curiosamente llamó como la finca, que ha sido absuelta, y después contratacó pidiendo una compensación económica de 123.715 euros que dijo haberse gastado en un cerramiento. "Nuestro ordenamiento jurídico --argumenta la sentencia-- no ampara el abuso de derecho o el ejercicio antisocial del mismo, abuso que se produciría si después de cinco años de arrendamiento en los que el arrendatario únicamente abonó la renta correspondiente a la primera anualidad ...se permitiera ahora compensar las rentas reclamadas con unas obras de mejora cuyo importe no ha sido acreditado y sobre las que se ha faltado manifiestamente a la verdad".