Antes de que termine el año, la nueva comisaría del Cuerpo Nacional de Policía estará en funcionamiento en el Berrocal. Es la previsión que maneja el subdelegado del Gobierno de Cáceres, Fernando Solís y supone un retraso de entre cinco y seis meses respecto a la última fecha dada por Solís el pasado junio.

Entonces, anunció que la plantilla se trasladaría a las nuevas instalaciones entre julio y agosto porque estaba previsto que la empresa adjudicataria --Araplasa-Eco y Restauraciones Martín Cordero-- entregara la obra en junio y después llegaría el suministro del mobiliario, de los equipos de transmisiones y la posterior llegada de los agentes.

Pero los plazos no se han cumplido y el subdelegado ha culpado directamente a Iberdrola porque "han tardado hasta ahora en aceptar la cesión de un transformador y hasta hoy (por ayer) no han instalado un contador que nos permite tener luz".

Ya con luz, explicó que el siguiente paso será dotar las instalaciones de mobiliario y trasladar los equipos de transmisiones, que hay que probar antes de que llegue la plantilla, como es el caso de las conexión para emitir el DNI y el pasaporte, porque la oficina pasará también a estar en la nuevo comisaría.

Con todo, Solís garantizó que la puesta en funcionamiento de la nueva comisaría tendrá lugar este mismo año, aunque será en la segunda quincena de diciembre porque hasta mediados de mes no se recepcionará la obra. "Las uvas se las podrán tomar allí, eso si no hay problemas con la energía eléctrica", dijo.

En relación a la plantilla y, como novedad, explicó que el máximo en la relación de puestos de trabajo es de 70 agentes y ahora hay 64, pero los seis restantes se cubrirán de forma inminente y a primeros de año, llegarán otros cinco, con lo que la plantilla llegará a los 75. "Con 75 agentes se puede atender bien Plasencia, pero nunca dejaré de reclamar más", dijo.

En todo caso, cuando se estrenen las nuevas instalaciones, habrán pasado tres años desde que comenzaron las obras, con un plazo de ejecución inicial de 16 meses, con lo que el proyecto sumará un retraso de un año y nueve meses.

La razón fundamental es que a los tres meses de comenzar los trabajos, tuvieron que pararse al toparse la empresa con una escombrera que no detectó el estudio geotécnico previo e impedía una correcta cimentación. Esto hizo necesario un reformado del proyecto, que supuso un coste adicional de 388.000 euros a los 2,1 consignados y la ampliación del plazo de ejecución. La obra estuvo parada un año y se retomó en febrero del 2008.