Tiene 23 años y ya ha visitado y mostrado su obra en la India, Nueva York, Honduras, Corea del Sur, Roma y Londres, entre otros países del mundo. Además, ha aparecido en la revista Forbes y acaba de ganar el premio de arte urbano del Mercado de San Ildefonso de Madrid.

Es Misterpiro y prefiere que le conozcan por este nombre y no por el que le liga indiscutiblemente a una familia placentina, pese a haber nacido en Madrid. Recuerda que, cuando era pequeño, «siempre estaba pintando». De hecho, estudió el Bachillerato de Artes en el IES Santa Bárbara y también en la Escuela de Bellas Artes Rodrigo Alemán de Plasencia.

Pero cuando llegó el turno de la universidad, «no tuve claro si hacer Bellas Artes» y se decantó por la carrera de Diseño Gráfico, «por complementarme a mí mismo», aunque confiesa que no le gusta el arte digital.

¿Por dónde empezó? Por el grafiti, el legal, pintando muros en Plasencia, en las escuelas de ocio... «Me entró el gusanilló. Me quité de las letras -las que muchos grafiteros suelen pintar- y me interesé más por lo figurativo, por la pintura más artística».

Y en Plasencia son varias las obras suyas que se conservan, en el exterior del IES Gabriel y Galán y en al aparcamiento de La Isla, por ejemplo. Ambas tienen motivos de la naturaleza y, de hecho, señala que se inspira mucho en ella y, cuando viaja, «le hago fotos a las nubes, al cielo, al paisaje y les paso el filtro de color por la cabeza».

También le gustan los retratos, y el color, «intento que sea más pastel, pero siempre acabo metiéndole mucho color».

Vive en Madrid y en su taller pinta cuadros que expone en galerías, pero una vez al mes, se va al extranjero para pintar al aire libre. Se ha pasado a la técnica aguada y a la fusión y «trato de improvisar».

Con lo ya experimentado y «este año más relajado, sin prisas», tiene clara su meta: «conocer el mundo y que sea con mi trabajo, yo sería feliz así».