Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se vieron obligados ayer a cerrar las puertas de la comisaría para evitar la entrada de un numeroso grupo de personas que, según testigos presenciales, no dudaron en increpar a los policías y golpear una y otra vez la puerta con la intención de entrar ante las asombradas miradas de los viandantes de la transitada calle Zapatería.

El suceso tuvo lugar en torno a las doce del mediodía, pero la policía se negó a explicar el motivo. Es más, un agente que abrió la puerta aseguró que no se había producido altercado alguno y acto seguido remitió para obtener cualquier información al jefe de la comisaría, Pepe Hernández, al que este periódico no pudo localizar.