El pasado fin de semana se celebró en el particular Palacio de Congresos la XIII edición de la Gumiparty, evento creado y llevado a cabo por una de tantas asociaciones existentes en Plasencia, cuyo movimiento asociativo es tan significativo y positivo: la asociación Megagumi, que como explica su fundador y coordinador de actividades R.M. es una palabra japonesa que significa: gran equipo y eso es lo que conforma esta gran comunidad, personas con voluntad y bondad, sin los que sería imposible componer y ejecutar tan magno acontecimiento año tras año.

Placentinos, comarcanos y muchos otros de diversas comunidades autónomas se han acercado o, incluso acampado, en el espacio habilitado en el Berrocal, dando vida durante tres días a una mágica fiesta por la que han pasado un número de asistentes cercano a los seis mil, para disfrutar compartiendo sus aficiones y gusto por un mundo poco conocido por la mayoría de personas de mi generación y anteriores.

Si tienes hijos, inevitablemente, habrás accedido a los videojuegos, JDR, cartas, cómics y música que, heredada de la anterior generación (Y): los milenials han sabido desarrollar y disfrutar a su manera de este universo fantástico, pasándoles el relevo a una ya nueva, denominada por los antropólogos: Z.

Artesanos, stands de alimentación importada de E.E.U.U y Japón haciéndose un enorme hueco en nuestra cultura, merchandising de mangas y animes, amén de los héroes de Marvel y DC, divertidísimos monólogos y concursos de todo tipo se han dado cita durante ese largo fin de semana, destacando por encima de ellos el de cosplay (contracción de costume play término referido a la manufactura artesanal de un disfraz) en donde personajes salidos de animes como Dragon Ball o Sailor Moon, por poner sólo dos ejemplos, compitieron por alcanzar el magnífico premio estrella del evento, un viaje a Japón durante quince días. Este año recayó merecidamente al cosplayer que recreó, con una soberbia interpretación, al Capitán Jack Sparrow, personaje protagonista de la saga Piratas del Caribe.

Eventos como este son los que necesitamos para dar vida al edificio y a la ciudad, pues Plasencia se convirtió en un punto de encuentro intergeneracional y de intercambio cultural que tendremos ocasión de disfrutar el año que viene.