Si se permite acceder a la plaza Mayor, que se haga siempre y si no se deja, que no haya épocas en que se levante la mano y que la misma norma se aplique para las multas por aparcar. Es lo que reclaman al ayuntamiento los hosteleros y taxistas del centro, cansados de los continuos cambios de criterio sobre el tráfico.

Las protestas de ambos sectores han llegado a raíz de las nuevas normas decretadas por la concejalía de Tráfico con motivo de la festividad de Semana Santa y la consiguiente llegada de turistas. De cerrar con doble pivote todas las calles y obligar a servicios públicos como el taxi a atravesar calles de dirección prohibida para llegar al centro, se ha pasado a ver la plaza llena de coches porque los conductores aprovechan las horas de carga y descarga para colarse.

Los taxistas no han tardado en quejarse: "Nosotros tenemos que hacer virguerías todos los días para entrar y ahora la gente se cuela. No hay derecho a que prevalezca el interés de lucro de unos cuantos sobre un servicio público". Además, dicen que esta situación les da mala imagen ante los turistas porque "no se creen que el recorrido que tenemos que hacer sea el único posible, al contrario, creen que les estamos dando vueltas para sacarles más dinero".

UNA LOTERIA Los dos sectores también han criticado que ahora se informe a los dueños de los vehículos aparcados en la plaza de que está prohibido aparcar, mientras antes de las fiestas se multaba: "Aparcar en la plaza es una lotería porque un día la policía entra a saco y multa y otro piden por favor que se retiren los coches", señalaba ayer Raúl Paniagua, representante de los hosteleros en la asociación de comerciantes del centro.

Como consecuencia de estos cambios, los taxistas hacen hincapié en que ya no saben qué decir a los turistas cuando les preguntan por el aparcamiento y, de hecho, esta medida está causando malestar entre los propios visitantes porque, según Paniagua, "los que llegan a la plaza andando después de haber dejado el coche, se quejan cuando ven que otros vehículos sí están aparcados. El comentario general es que se deja entrar a los de aquí y no a los turistas".

Con todo, los hosteleros tienen claro que la solución pasa por "tener uniformidad de criterios porque aquí las medidas se toman según le viene la idea a la persona que tiene que tomar la decisión. La policía debería recibir una orden firme de sus superiores y no ponerles en el compromiso de multar o no".