Después de años de ocupación ilegal de viviendas sociales de la Junta en La Data, Javier Corominas reconoce con humildad que se debió haber actuado antes. Pero ahora advierte, inflexible, que no hay marcha atrás.

--¿Por qué se ha tardado tanto en dar una solución?

--Estos expedientes se iniciaron realmente antes de que yo me marchara de la consejería de la vivienda, pero tuvimos muchas dificultades. Desde que los tribunales, en su momento, señalaban la ocupación ilegal como estado de necesidad hasta que a los propios funcionarios les daban miedo los desahucios y llegaban a cambiar permanentemente de look. Pero yo tengo que pedir perdón por no haber actuado antes contra la ocupación ilegal de viviendas porque independientemente de las razones que tenga la administración, lo cierto es que la administración no ha actuado y hay gente que legítimamente ocupa una vivienda y tiene que padecer comportamientos que rompen la convivencia. Además de gente que solicita una vivienda y su necesidad sí está contrastada.

--Cuando el presidente de la agencia de la vivienda dice que le interesa más recuperar la paz social que el patrimonio ¿no deja en mal lugar a otras administraciones máxime después de hallar butrones en los pisos desahuciados o menores sin escolarizar?

--Cuando yo hablo de paz social hablo de la responsabilidad que yo ejerzo. Pero la eficacia es la suma y lo que está fallando es la coordinación. Podemos tener un buen programa de Bienestar Social, pero si no se acompaña con la supresión de elementos perturbadores o con la detención de comportamientos delictivos, pues no funciona y ahora vamos a establecer una contraprestación formativa con cursos y tal y de integración para ayudar a los adjudicatarios a vivir en comunidad. Aunque los servicios sociales son responsabilidad municipal en ciudades de más de 20.000 habitantes.

--¿Por qué dejar ahora que quien ha sido ocupante ilegal pueda solicitar una vivienda, pese a que el propio decreto de la Junta lo prohíbe?

--Bueno si una persona ha tenido que ser desalojada evidentemente no va a volver a entrar en una vivienda, pero si la abandona pacíficamente le decimos denos la vivienda, déjenos que estudiemos su caso y sólo si su caso lo justifica, en cuanto tengamos una disponible se la damos. Pero no vamos a hacer sorteos con los ojos cerrados. Si estudiamos correctamente la ubicación de una familia con cierto nivel de conflicto, probablemente estemos evitando otros conflictos.

--Usted ha hablado de estos barrios como refugio de drogas y las drogas no se declaran así es que por ingresos declarados puede que haya quien objetivamente cumpla los requisitos de necesidad para acceder a una vivienda. Algunas de las desahuciadas, por cierto, mostraban cierto grado de opulencia...

--A ver yo lo que digo es que en barrios donde tenemos familias con mucha necesidad pues hay cierto nivel de marginación y la marginación muchas veces va asociada a comportamientos delictivos para subsistir, pero ojo, que en nuestros barrios la mayoría de la gente está perfectamente normalizada. No son guetos. Esto es un poco como la manzana podrida, pero al revés. De todos modos tenemos conocimiento suficiente de la situación como para meter a quien realmente lo necesita.

--¿No fue un error concentrar todas estas viviendas?

--Nunca más volveremos a concentrar viviendas, ¿pero lo podíamos hacer en el 83? Rotundamente no porque esos eran los suelos disponibles y entre que puedas dar vivienda a gente que la necesita o no las hago porque puedo tener problemas, pues preferí hacerlas. El problema fue que sabiendo que podía haber conflictos, no se arbitraron todos los medios. Cuando entregué Los Colorines o Aldea Moret recuerdo haber advertido a los ayuntamientos o montáis servicios sociales desde el primer día o desplazáis parte de la policía local o probablemente habrá problemas. Un cuartelillo allí no es acusar al barrio de nada porque insisto, la mayoría de la gente está normalizada.

--Pero sí ha admitido que legalizar ocupaciones en el 2003 fue un error...

--Porque vimos familias que llevaban mucho tiempo en el barrio y creímos que iba a facilitar la integración, pero se entendió como permisividad porque hemos visto cómo hijos de gente a la que se legalizó han repetido el sistema y creo que cuando uno se equivoca tiene que ser consecuente y corregirlo.

--Ha empeñado usted su palabra en dejarlo resuelto.

--Hombre uno es humano, no soy Robocop. Pero no es por prestigio mío. Yo creo que tiene que haber un compromiso de los socialistas con los barrios y hay que conseguir que sea un barrio más, de gente modesta, pero no marginal y todo mi empeño es que en lo que queda de legislatura hayamos sentado las bases para que no tenga retorno. ¿Porque qué me he encontrado? Que operaciones que lancé de consejero, he tenido que retomarlas.