L La ocupación constructiva del ocio activo y saludable mediante una oferta ordenada y complementaria es lo que impulsan las Escuelas Deportivas Municipales del Ayuntamiento de Plasencia con su amplia oferta formativa. Desde ajedrez hasta yudo, pasando por esgrima como novedad este año, la variedad es amplísima. Todas ellas para edades comprendidas entre los cinco y los catorce años.

Como los adultos en el gimnasio, los niños ansían obtener plaza en la escuela que imparte su deporte favorito. Y si no es posible conseguirla, toca elegir entre las demás alternativas. Ocurre a veces, que son los padres quienes deciden o intentan convencerles de optar por alguna actividad concreta apetecible para ellos y no para los pequeños. ¡Cuidado!, es su tiempo libre, exento de obligaciones y debería de ser respetado. Hoy día casi hemos olvidado lo que era “salir a jugar” a la calle, sin más pretensión que pasarlo bien.

Uno de los objetivos de las escuelas deportivas es la de estimular, si no estimulas, te arriesgas a que el cerebro madure sin haber adquirido determinados conocimientos. La pedagogía predeportiva basada en el juego propioceptivo es la más adecuada.

En la feria del deporte, vimos a quien tiene clarísimo qué es lo que quiere; quien imita a sus padres y, por nada del mundo, se apuntaría a otra actividad que no fuera la misma que la de éstos; al tímido/indeciso, que va recogiendo información para, más tarde, decidir qué es lo que mejor se adapta a sus capacidades y necesidades. También el que, para nada, tiene claro que aquello sea lo que más le guste, máxime, cuando padre o madre, manifiesta dudas delante del menor que, rápidamente, absorbe como propias, favoreciendo no solo su discrepancia, sino un posible rechazo a la oferta.

Hay que tomar una decisión que incluya lo más conveniente para el óptimo desarrollo de los churumbeles y también, más apetecible y divertido. Este es el terrible dilema al que, por estas fechas, millones de padres han de enfrentarse. Al ser precisamente actividades extraescolares, se supone que la finalidad que deben de cumplir ha de ser la de contribuir al asueto y dispersión del niño o la niña, en contrapunto a tantas horas de estudio curricular acrecentadas además, por las dedicadas a hacer los deberes.

Lo que debemos de tener siempre presentes es que, lo más importante, es jugar. Haga lo que haga, preguntémosle si le hace feliz y se divierte. H