Con la llegada del verano, su trabajo se intensifica debido al aumento de los fuegos de pasto en las ciudades. Son uno de los cuerpos mejor vistos por la sociedad porque luchan contra un elemento que genera miedo, el fuego. Sin embargo, ellos, los bomberos, no se consideran especiales, no se consideran héroes, son trabajadores que hacen su trabajo. Eso sí, aunque ya no sea una profesión tan vocacional como antaño, tienen un elemento común, la «predisposición a ayudar a los demás», en palabras de Santiago Moreno, jefe del parque de bomberos de Plasencia.

El placentino es uno de los ocho parques con los que cuenta el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios (SEPEI) de la Diputación Provincial de Cáceres, que depende directamente del Vicepresidente Segundo de la Diputación, Alfonso Beltrán Muñoz.

Son un total de 258 personas las que trabajan en el conjunto de los parques. El central está en Cáceres y hay cuatro comarcales, los de Plasencia, Coria, Navalmoral y Valencia de Alcántara, que se completan con tres auxiliares, en Gata, Nuñomoral y Trujillo, según explica el jefe de servicio del SEPEI, Francisco Hernández Mogollón.

De esos, entre 48 y 49 están destinados al parque placentino. Son Ernesto, César, Asier, Emilio, Jesús y otros muchos, que se distribuyen en seis turnos de unas ocho personas por turno y trabajan 24,5 horas seguidas con cinco días de descanso, salvo en verano, que los días de descanso se acortan a tres.

segunda casa / El parque es su segunda casa y dadas las horas que pasan en este edificio -en Plasencia situado en el polígono industrial- cuentan con cocina, camas, gimnasio... Porque como explica Santiago Moreno, un aspecto importante en un bombero es que «tienes que estar en forma». A su vez, Ernesto Jiménez, jefe de salida, apunta la importancia del trabajo en equipo, aparte de la motivación personal y del perfil psicológico que se busca en este oficio.

Porque salen tanto a apagar fuegos de pasto como a rescatar a personas atrapadas en vehículos o que han fallecido en sus domicilios y eso supone ver imágenes que pueden afectar psicológicamente.

El año pasado, según la estadística de sus intervenciones, hicieron 462 salidas, la mayor parte para apagar todo tipo de fuegos, en total 261. Acudieron a sofocar 56 fuegos de pasto, 11 de contenedores, 9 forestales, 8 de viviendas habitadas y 3 de viviendas deshabitadas, 5 de naves...

fuegos pequeños / En el caso de los fuegos de pasto, Santiago Moreno apunta que, a pesar de su elevado número, su intensidad no es grande, más bien fueron «pequeños, la capacidad de extinción supera con creces al incendio», aunque hace dos salvedades, el que ocurrió el verano pasado en Ciudad Jardín, muy cerca de las viviendas, y junto al convento de Las Carmelitas, no obstante, en ninguno de los casos se decretó el nivel 1 de alerta.

Dado que en Plasencia, los últimos veranos se han producido numerosos incendios de pasto y, según el ayuntamiento, intencionados, Moreno elogió ayer el trabajo de prevención realizado este año por el ayuntamiento porque «las fajas auxiliares de defensa que han hecho en la avenida de Portugal, en Pablo Iglesias o en todo Dolores Ibárruri provoncan una discontinuidad del combustible».

A su vez, destaca que la «presión policial», unido a estas medidas preventivas, «está dando sus frutos» porque lo que han podido comprobar es que les llegan avisos tempranos, es decir, cuando el foco del fuego es pequeño y eso es «muy importante porque facilita una rápida intervención».

Por eso, anima a los ciudadanos a llamar a las fuerzas de seguridad cuando vean, aunque sea un pequeño fuego. Porque ellos se pondrán en marcha y, en poco menos de un minuto, se colocarán el uniforme y subirán a uno o varios de los 10 vehículos con los que cuenta el parque placentino, para atajar el fuego. Pero además, salen a retirar árboles, rescatar personas o animales, por desprendimientos de fachadas y también colaboran con el personal del Infoex, dedicados a la extinción de incendios forestales.

No descuidan la prevención, de forma que revisan hidrantes, dan formación, realizan demostraciones y, como dato, el año pasado 800 escolares pasaron por el parque para recibir nociones sobre el fuego. A los adultos, les recomiendan instalar detectores de humos en las viviendas y contar con mantas apagafuegos. Todo para que su servicio no sea necesario, pero si se les necesita, allí estarán.