E l pasado sábado día 21 de octubre tuvo lugar la V Marcha Rosa contra el cáncer de mama organizada por el Ayuntamiento de Plasencia y por el Club de Atletas Populares, con la intención de recaudar fondos en beneficio de la Asociación Oncológica Extremeña (AOEX). Alrededor de 6.000 personas la recorrieron o contribuyeron desde la fila 0 con su donativo (3 euros) a la lucha contra el cáncer.

Un éxito total que no sólo se ha producido en nuestra ciudad, sino en cada pueblo donde, en ocasiones, no sólo ha sido a favor del rosa, sino del verde también, como la marcha verde y rosa de Jarandilla de la Vera, cuya recaudación iba dirigida, además, a los enfermos de cáncer de riñón, de ahí el color verde. Lástima que existan tantos o más tipos de cánceres, que colores a los que asociárselos para representarlos.

La cruda realidad es que, por mucho que nos gustase terminar con este enemigo de forma radical, la lucha está siendo ardua. Los que lo hemos padecido de cerca, bien en nuestro propio cuerpo o en el de un familiar o amigo cercano, sabemos que se trata de una batalla interna, de nosotros contra nosotros mismos. Una liza que se dirime desde y en nuestro interior y se gana agrediéndolo con sesiones de quimioterapia, radioterapia o intervenciones quirúrgicas y llevar a cabo siempre, pase lo que pase y aunque, a veces, nos dejemos la vida en ella.

No es sano maquillar con eufemismos la palabra cáncer y tratarlo como si fuese un sambenito que le tocara a alguien, una sarna contagiosa y pronunciarla, una sentencia de muerte. Al cáncer se le puede ganar. Los verdaderos aliados en esta lucha son la detección temprana y el ánimo, el de uno mismo primero y el de los de nuestro entorno después. Hace falta fuerza, apoyo, ánimo, aceptación social y ayudas a la investigación. Un trabajo de todos para todos. Que el dinero recaudado no se quede por el camino o tarde en llegar y las inversiones a investigación y becas a nuestros jóvenes y brillantes estudiantes e investigadores sean acordes a su trabajo y no tengan que emigrar para llevar a cabo lo que se necesita aquí tanto, como en el resto del mundo.

Que sigan existiendo mareas de colores que inunden las ciudades, por el motivo que sea y salgamos a la calle para, juntos, hacer un mundo mejor. No hay modo mejor, legal y libre de ganar batallas, que manifestándonos.