La lluvia, la masa forestal acumulada en el cauce del río y la política de desembalse de la presa del Jerte son un triángulo que, otro año más, ha vuelto a poner al río «al límite del desborde». Cualquiera que haya paseado estos días por los paseos de la ribera lo habrá comprobado. El concejal de Medio Ambiente, Luis Miguel Pérez Escanilla, tiene claras cuáles serían las soluciones, por eso ha pedido públicamente a la Confederacion Hidrográfica del Tajo que culmine la actuación que comenzó hace dos años y limpie la masa forestal del río a su paso por Plasencia.

Porque el concejal valora la actuación que se realizó en el 2016. «Reconozco que se hicieron cosas y buenas, pero fue insuficiente», señala. «Creemos que es una obligación de la Confederación del Tajo mantener en buen estado la masa forestal. Se debería terminar aquella actuación». Recuerda que el río se desbordó y hubo una inundación en el parque de La Isla y la CHT comprobó el mal estado de la masa forestal tras años de abandono.

Por eso, se produjeron talas de árboles secos y enfermos y se limpió el cauce y los azudes. Una empresa detectó y advirtió de los problemas y la brigada verde se encargó de marcar los árboles en mal estado.

Pero cuando se hizo la primera actuación, se produjo una «interferencia», la de un colectivo ecologista que denunció al ayuntamiento y la CHT. Según ha informado el ayuntamiento, aquella denuncia fue archivada pero, desde entonces, no se ha vuelto a actuar en la masa forestal.

Y continúan los problemas. «No igual que entonces, gracias a la actuación que se hizo, pero siguen». Por eso, para tratar de que el río no vuelva a desbordarse, Escanilla pide que se acabe la actuación y lanza una propuesta a la CHT, la de que el ayuntamiento actúe como colaborador, encargándose del mantenimiento posterior de esa masa forestal. «Podríamos hacerlo, pero debería haber un saneamiento previo de esa masa forestal y nosotros no tenemos capacidad para abordar una actuación de ese calibre».

Por otro lado, el concejal no comparte la gestión que la CHT hace del embalse del Kilómetro 4. A título personal, apunta que «en verano no se suelta el agua suficiente», lo que provoca espuma y que el río funcione más como una charca, mientras que ahora, «cuando llueve cuatro días, se suelta agua a raudales».

Así, por ejemplo, el domingo había algún merendero imposible de utilizar y la pesquera de la Chopera desbordada en parte.