¿Cómo vivieron los placentinos la Guerra de la Independencia? ¿Cuál fue su actitud? Estas y otras preguntas las contesta el historiador y catedrático Fernando Flores del Manzano en su libro La guerra de la Independencia en Plasencia y su tierra , que ha recibido el premio de investigación histórica José María Calatrava, otorgado por Caja Extremadura.

La entidad ha querido recordar con este premio y una exposición cartográfica esta guerra que, para Flores del Manzano, es "el episodio histórico que más ha influido en España y no se estudia por revancha, sino por conocer lo que pasó y sus consecuencias".

En Plasencia y su tierra, esta guerra dejó destrucción, saqueos, violaciones, muertos y mucha hambre. Ante las numerosas entradas de los franceses en la ciudad, los placentinos tuvieron primero "una reacción patriótica, la gente estaba enardecida para la lucha, tanto que aquí se constituyeron las primeras juntas de armamento y defensa de toda Extremadura". Pero con el tiempo, "los mozos acabaron desertando del ejército. Algunos acaban como bandoleros y el resto de la población se resigna a su suerte", explica el autor.

Flores del Manzano destaca en su obra las once entradas realizadas por los franceses entre los años 1808, tras el acceso al trono de Fernando VII y 1814. Cuenta que los soldados se encontraron en numerosas ocasiones con la ciudad vacía porque sus habitantes habían huído a sierras del Valle, de Trasierra, Barrado o Piornal.

Y dueños de la ciudad, el ejército se dedicó a destruir: "Saquean y destruyen todos los conventos de frailes y religiosos; queman todas las ermitas, acaban con las existencias de alimentación y van detrás de los refugiados al monte, donde violan a mujeres y matan a muchos", relata.

Como ejemplo de esta destrucción destaca que los soldados "arrancaban las sillas del coro de Santo Domingo para hacer lumbre para el rancho". Más adelante, los habitantes optaron por quedarse en la ciudad y entonces, deben mantener a las tropas, alojarlas y alimentarlas, por lo que al final de la guerra "hay tal miseria que la gente moría a las puertas del ayuntamiento, del hospital o de ermitas".

Flores del Manzano ha acogido con satisfacción el premio a esta obra, con la que casi llega a la treintena y destaca su importancia porque "somos fruto de lo que hemos sido".