Se arrodillan en medio de una calle con un cartel pidiendo limosna; ocupan el escalón de un bloque a resguardo del sol con la mano abierta a la espera de una ayuda o se echan a dormir a la puerta de una iglesia o ante una sucursal bancaria. Son escenas reales de algunos de los mendigos que han pasado por la ciudad en el último mes. Su presencia se deja sentir por oleadas y lo normal es verles en las calles del centro uno o dos días como máximo porque Plasencia es para ellos solo un lugar de paso.

Así lo confirman desde el CAT, el centro de transeúntes que Cáritas tiene abierto en La Data. "Este tipo de gente va de paso y no acude a nuestro centro. Son personas que piden para sacar algún dinerillo y marcharse a otro lugar", explican desde el centro.

Por eso, no es una contradicción que mientras los mendigos ocupan las calles, ahora mismo este centro de acogida está a poco más del 50% de su capacidad, con 17 acogidos la semana pasada cuando podría albergar a 30. Pero para sus responsables, la razón está clara, estas personas simplemente no quieren acudir al centro.

"Aquí admitimos a todo el mundo, pero con unas normas, como mantener un comportamiento correcto y también colaborar con las actividades y mucha gente no está dispuesta a hacerlo". Pero advierten de que, además de comida y cama "un bocadillo se lo damos a todo el mundo, aunque no se quede con nosotros".

Eso sí, la estancia no puede superar la semana, en la que los transeúntes cobran por su trabajo, y al salir les pagan un billete con destino a Cáceres, Béjar o Navalmoral, donde existen otros centros.