Para desvelo vecinal, la céntrica calle Cartas se ha convertido en el centro de la movida nocturna con cuatro locales de copas en poco más de cien metros cuadrados de largo y cuatro de ancho y un reguero de noctámbulos contra los que los vecinos han empezado a instalar doble acristalamiento en las ventanas. Centro, además, porque es paso obligado camino de los pubs situados a lo largo de las calles de alrededor.

El anuncio de que estas Navidades abrirían El pecado del diablo y La Facultad fue la crónica de un frente vecinal anunciado, que sumados a Rico y al Zas llevaron a pedir al vecindario la declaración de zona saturada de bares nocturnos. Sólo consiguieron una declaración de intenciones del alcalde, que anunció estar dispuesto a estudiar lo que ya empezó, por cierto, un año antes con la apertura del expediente correspondiente.

No habría impedido, de todos modos, la apertura de los dos nuevos locales que ya contaban con todos los parabienes del ayuntamiento. El alcalde advertía a los vecinos que el ayuntamiento no puede negar licencia a establecimientos que cumplen la normativa aunque el ir y venir de sus clientes arme el escándalo.

Los dueños de los establecimientos aseguran que están debidamente insonorizados y no permiten salir a la calle con las consumiciones, pero advierten que no pueden impedir que la gente haga ruidos cuando sale, ni que genere suciedad como los vasos de plástico que quedan esparcidos hasta que acude a la mañana siguiente el servicio de limpieza ni que algunos orinen en plena calle.

ZONA SATURADA

Sin embargo, mientras los nuevos pubs son la atracción de las salidas nocturnas navideñas para los clientes que residen en otras zonas o los hijos de los vecinos de la propia calle Cartas y alrededores, éstos culpan de su imsomnio a la concentración de locales en una calle que es tan estrecha.

Mientras el ayuntamiento se ha olvidado del expediente de declaración de zona saturada que pidió también la Asociación de Vecinos Zona Centro, los residentes tienen ahora que salvar el frente de la limpieza. No están dispuestos a amanecer entre basuras y por eso piden a los dueños de los bares que contraten su propio servicio de limpieza mientras la empresa concesionaria del servicio municipal asegura limpiar y regar a las mañanas siguientes esta calle como las demás.

La propuesta vecinal de que sean los propios responsables de los establecimientos los que asuman la tarea de la limpieza viaria no ha cuajado entre los propietarios, aunque lo que alguno sí ha planteado es montar un servicio de vigilancia privada común que tampoco ha tenido amplio respaldo porque algunos de estos locales ya disponen de su propio vigilante en la puerta.