La celebración de San Fulgencio comenzaba ayer, pasadas las once de la mañana, en el salón de plenos del ayuntamiento, lleno de colectivos, el coro Sol Salir y personas a título individual para acompañar a una de las mujeres más conocidas y queridas en Plasencia, Bernarda Martín Blanco, conocida como La bollera, por sus tradicionales bollos de patata que, según dijo el alcalde, es un dulce «que solo se hace aquí».

Nacida en Cabezuela del Valle, pero con domicilio en Plasencia desde los cuatro años, celebraba ayer precisamente su cumpleaños, 90 años de una mujer que empezó «vendiendo los bollos en el campo de tiro a los soldados» y limpiando «donde me llamaban». Su marido tuvo que marcharse a Suiza y ella emigró a Francia, donde estuvo ocho años. Allí trabajó en una clínica y «cuidando a un matrimonio mayor». Además, con 22 años comenzó a bordar y famosos son sus trajes regionales -como el que llevaba ayer, bordado por ella misma- y sus pañuelos. Tiene decenas en casa y «no me importa dejárselos a quien los quiera porque me tengo que ir con Dios y no quiero nada».

El alcalde dijo de ella que «representa a una generación que ha tenido que afrontar muchas dificultades». Y Bernarda, emocionada, deseó a todos los presentes «mucha salud, mucha vida y que os divirtáis todo lo que me he divertido yo».