Placentino, miembro de la curia romana desde que Juan Pablo II le nombró en 1988 obispo titular de Tagora y vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina e hijo predilecto de la ciudad, el obispo Cipriano Calderón Polo murió el miércoles en Roma a los 81 años.

Fue bautizado en la iglesia de El Salvador, donde ahora volverán sus restos mortales, ya que será enterrado en la capilla del Santísimo de la misma iglesia, según informó ayer el Obispado. Será tras los funerales que se oficiarán en la catedral el domingo por la tarde o el lunes por la mañana, en función de cuándo llegue su cuerpo desde Roma. En la capital italiana se celebrará también un funeral, hoy, oficiado por el cardenal Giovanni Battista Re, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, cargó que el obispo placentino desempeñó hasta el 2003.

Nacido el 1 de diciembre de 1927, monseñor Cipriano Calderón estudió en el seminario menor, además de latín, griego, humanidades, filosofía y periodismo. Fue ordenado sacerdote en 1953 y desde entonces fue un intenso promotor de la evangelización de América Latina, acompañando a Juan Pablo II en todos los viajes apostólicos que realizó al continente. Además, dirigió el periódico L´Osservatore Romano, publicó numerosos artículos y libros y recibió multitud de condecoraciones, entre ellas la Gran Cruz de Isabel La Católica, concedida por el Rey y el Gobierno.