La policia investiga si la agresión al cantautor Pepe Extremadura pudo formar parte de un juego de rol, según el relato ofrecido por la mujer del cantautor de 51 años, Isabel, según prefiere aparecer. Asegura que las diligencias policiales han apuntado esta posibilidad, dado que los agresores no mediaron palabra con su víctima, le atacaron por sorpresa y no se produjo ningún robo tras los golpes, según el relato ofrecido ayer. La mujer explica que fueron los familiares quienes atendieron ayer a los agentes, que se desplazaron hasta el domicilio, situado en la barriada de Los Castellanos, cerca del punto en el que tuvo lugar el asalto, el puente que une esta barriada con el R-66.

La agresión a José Roncero de Pedro es la tercera que se produce en la zona en poco tiempo, según dice la familia que le adelantó la policía. Al parecer, en los tres casos la víctima fue atacada de noche, por la espalda y sin que se produjera un robo posterior a la agresión. Lo que investiga, añade la mujer, es si es posible relacionar la agresión del pasado miércoles con las otras dos anteriores y si tras ellas pueden estar las reglas de un macabro juego. Según el relato de la familia, los agentes les dijeron que desde hace un tiempo siguen a dos bandas que se dedican a poner en práctica este tipo de juegos.

En este sentido, fuentes policiales señalaron a este diario que aún no se pueden precisar las circunstancias de la agresión, hecho del que están contrastando todos los datos. Estas mismas fuentes precisaron que todas las diligencias ya se han trasladado al juzgado de guardia. De la consiguiente investigación judicial se hará cargo el magistrado Joaquín González Caso, titular del juzgado número 5 que se ha hecho cargo del caso.

El cantautor se recupera mientras tanto en su casa. Según la familia, se encuentra animado aunque con dolores a causa de los golpes. La lesión más grave es la fractura de la clavícula izquierda, por la que tendrá que guardar un mes de reposo. Además tiene otras lesiones por la cabeza y hematomas por todo el cuerpo como consecuencia de las patadas que le propinaron los asaltantes, tras derribarle.