Las multas que la Concejalía de Interior ha puesto en las últimas semanas a los aparcacoches que operan de manera ilegal no han disuadido a los conocidos como gorrillas de seguir pidiendo dinero a los que ayudan a buscar un aparcamiento.

En noviembre, el edil delegado, Francisco Martín, ya pidió a los ciudadanos que no diesen dinero a estas personas para acabar con la mala imagen que dan, sin embargo, los conductores y vecinos de la zona siguen exigiendo una mayor presencia policial, puesto que en numerosas ocasiones les piden una limosna de forma intimidatoria.

Los afectados se quejan, y afirman que los ven en la avenida del Valle, junto al centro de salud de la zona centro, en el hospital e incluso en el aparcamiento junto a la estación de autobuses y, sobre todo, en pleno centro, donde hay zona azul y los ciudadanos, aún teniendo que pagar por aparcar, deben darles dinero "porque lo mismo cuando vuelvas te han rayado el coche y a ver cómo demuestras que han sido esa personas", dice un conductor, quien destaca que en esa zona la mayoría son toxicómanos, por lo que el problema aumenta "al acercarse un tipo con malas pintas que no sabes si tiene el mono y haría cualquier cosa para conseguir unos céntimos", relata.

Las zonas en la que se encuentran son muy transitadas por turistas y algunos hosteleros avisan: "Si son personas que ya han visitado la ciudad otras veces y se han sentido intimidados, directamente no se bajan del coche, dan la vuelta y se van a aparcar el coche a otro lado".

Pero este gremio no se queja únicamente de estos aparcacoches, también lo hacen de los pedigüeños que se pasean por las terrazas de la plaza Mayor en busca de limosna. A muchos clientes les molestan y los hosteleros no saben qué hacer, porque como ya explicó en una ocasión Martín, "actuar de gorrilla está penado en la ordenanza de tráfico, pero contra la mendicidad no hay ninguna ley".