EL FUNERAL por el alma de Pepe Orantos fue ayer un multitudinario y emotivo adiós en la catedral y la ceremonia estuvo concelebrada por los obispos de Plasencia, Amadeo Rodríguez, su antecesor y ahora de Salamanca, Carlos López, y Ciriaco Benavente, de Cáceres, así como más de treinta sacerdotes por su vinculación a la diócesis de la que fue el aparejador oficial buena parte de su vida.