«Yo estoy muy contenta porque muchas veces estoy deprimida y la música me levanta la moral». Lo afirma Puerto de Dios, una paciente del centro sociosanitario de Plasencia que ha participado en un proyecto de musicoterapia que ha tenido como colofón un concierto con alumnos del IES Parque de Monfragüe. Ella se arregló especialmente para ese día. Estaba feliz en su «primer concierto con tanta gente».

El mismo entusiasmo mostraba Darío Sánchez, de 16 años y estudiante de cuarto de ESO del instituto, que se encargó además de leer un escrito de agradecimiento a los pacientes. «El día en que Dani nos propuso colaborar con vosotros, nos emocionamos... Gracias por haber venido a cantar con nosotros y por darnos una gran lección de vida».

Las palabras de ambos definen el resultado de este proyecto que comenzó hace seis meses, impulsado por la directora del centro Soraya Cobos, la musicoterapeuta y miembro de la asocaición Sonería Elvira Martín y la terapeuta ocupacional Ana Isabel García, con el apoyo «de los pacientes y del equipo médico y psicosocial».

Lo subraya Martín, quien destaca que, con esta experiencia, «la música forma ya parte de su tratamiento» y ha conseguido beneficios en lo personal y en lo social. Porque la música es «un canal de expresión y comunicación, una vía para recuperar capacidades». Así, han desarrollado un trabajo grupal, que «han construido ellos mismos», pero además, la música les ha servido como «medio de participación e inclusión social», gracias a la colaboración del instituto, rompiendo barreras y estigmas «muy fuertes» que rodean a estas personas.

Porque han participado pacientes con trastorno mental grave, de media y larga estancia y de la unidad de rehabilitación. Sin embargo, Martín destaca que eso no les ha alejado de los estudiantes, pese a la diferencia de edad también importante.

en contacto / El contacto entre ambos ha sido a través de videos. «Grabamos uno en el que los pacientes explicaban qué suponía la música para ellos» y después, acudieron las terapeutas al instituto. Finalmente, los pacientes fueron al centro para realizar un ensayo y esta semana ha tenido lugar el concierto.

Daniel Gil, profesor de Plástica, ha sido el nexo de unión con el centro y valora muy positivamente la experiencia: «les ha servido para conocer ese mundo», aunque destaca que no tenían prejuicios. Además, han utilizado instrumentos de percusión construidos por ellos mismos con material reciclado. «Cuando nos lo dijeron, me pareció muy bien. A ellos les sirve para sentirse más integrados y ha sido genial. Cuando han venido, estaban bastante contentos de interactuar con nosotros», explica el estudiante Darío Sánchez.

Porque al final, lo que han conseguido gracias a la musicoterapia es «la recuperación de la persona y la rehabilitación y participación social».

Ahora, la dirección del centro y el SEPAD buscan fondos para poder continuar con el proyecto porque todo han sido beneficios. Les preguntaron a los pacientes, ¿cuál es vuestro sueño? Y respondieron: «actuar fuera de aquí». Sueño cumplido.