Félix Dillana jugó ayer a la ambigüedad para no cerrar ninguna puerta que le permita seguir en Caja Extremadura, pero no ocultó la seriedad de su rostro y quiso dar una de cal y otra de arena cuando advirtió de que nunca se da por vencido e insistió en que sólo quiere evitar follones a Caja Extremadura. "Sólo estoy evitando un conflicto a una institución que me merece mucho respeto, en la que llevo 17 años de vicepresidente, con lo que tampoco pasa nada porque no siga", dijo.

Con lo que tampoco seguirá al frente del grupo de empresas de Caja Extremadura, pero insistió en que "no ha lugar a ningún tipo de enfado porque la caja tiene que estar por encima de apetencias personales" y rechazó que "se lleve el debate político a instituciones como ésta", aunque pueda interpretarse que la suya es una retirada a tiempo porque se le hayan cerrado las puertas. Así rechazó todo recurso a su favor --"para qué correr riesgos" dijo-- si bien abogó porque se establezca jurisprudencia que impida conflictos como éste e insistió en que lo que ha querido es evitar a la caja el trago de decidir si ha de prevalecer la autonomía de los grupos políticos a designar a sus representantes o el acuerdo de pleno que vetó su elección.