Que convivan en armonía lo viejo y lo nuevo, los elementos que se conservan del siglo XIII con construcciones propias ya del siglo XXI. Es el objetivo de la intervención que ha comenzado esta semana en la iglesia de La Magdalena, adjudicada a la empresa Arcoex SL por 300.000 euros, pero bajo la supervisión de cinco técnicos de la oficina del ARI, encabezados por el arquitecto Roberto Rubiolo.

Dados los diferentes usos que ha tenido la iglesia como horno de pan, garaje de vehículos, almacén o escuela taller, la obra --con un plazo de ejecución de 6 meses-- contempla demoler todos los elementos carentes de valor histórico como las edificaciones que sirvieron de garajes.

Por contra y según explicó Rubiolo, el proyecto persigue conservar la arquitectura con mayor valor histórico, entre la que destacó el ábside izquierdo, que da a la fachada, lo que queda del ábside central y un horno. A esto se sumará el mantenimiento de los acabados en buen estado como los esgrafiados del ábside izquierdo y la consolidación de las pinturas decorativas halladas.

Pero el entorno y su integración con la muralla también juegan un papel importante en la obra y su recuperación permitirá incluir elementos más modernos, ya que se quiere crear una zona acristalada "para que desde el interior se puedan ver los ábsides y también desde el exterior aprovechando un vano que hay en la fachada". Lo nuevo y lo viejo también se unirán en la zona del ábside derecho, del que en apariencia apenas quedan restos, pero el proyecto prevé recuperar su cimentación y realizar excavaciones para dejarlas expuestas al público y accesibles a través de una pasarela de vidrio: "La idea es instalar un puente que una la parte nueva con los ábsides y permita ver las excavaciones".