Cuenta la leyenda que en la época de Ramiro II, árabes y cristianos se enfrentaron en las inmediaciones del puerto de Tornavacas. Ante la superioridad de los musulmanes, los atemorizados pastores de la zona soltaron durante la noche una manada de vacas con la teas prendidas de fuego. Los árabes, al confundirlas con un tropel cristiano, huyeron ladera abajo y Ramiro II, triunfante, mandó reunir las cabezas para devolvérselas a sus propietarios.

Así de sencillo, aunque con pinceladas más detalladas, narra el escritor placentino Fernando Flores del Manzano el origen del topónimo y el escudo de Tornavacas en su última obra. Titulado Tornavacas, historia de una villa señorial y fronteriza , el libro hace un repaso por el desarrollo de la localidad que corona el valle del Jerte, desde su fundación, en el siglo XII, hasta la actualidad.

Amante confeso de la intrahistoria del norte de Extremadura, Flores del Manzano ha ocupado su tiempo libre en los últimos años en recorrer archivos históricos para documentar este libro. "Es un trabajo duro" reconoce.

Considera que el nivel cultural de los pueblos ha subido mucho, que la historia local está suscitando un interés cada vez mayor: "La gente quiere conocer sus orígenes", afirma.