Hay en la catedral más de treinta nidos de cigüeñas y algunos pueden pesar 500 kilos. Demasiados nidos, en opinión del naturalista Andrés Bernal, aunque el fuego que se originó recientemente en uno de los situados en una espadaña se propagó a otros y los bomberos los desmantelaron. Ese incendio ha dado la voz de alarma porque pueda volver a pasar.

La causa que maneja el obispado es que el intenso calor de los focos de la iluminación artística se mezcló con la suciedad que acumulan los nidos. "Las cigüeñas --explica el también educador ambiental-- usan todo tipo de material desechable y junto a los excrementos forman como un cemento en la base hasta pesar 500 kilos". Como un toro de lidia.

Hasta radiales de obras se han hallado en los nidos junto a ramas, plásticos, telas y cientos de excrementos. Por eso Bernal aboga por acometer limpiezas periódicas. Costoso y complicado, pero la Junta tiene un servicio específico que bien merece el monumento. Esta, no obstante, no es la única alternativa que defiende. "No es lo normal que se produzca un incendio así pero puede volver a ocurrir y recomendaría primero limpiezas periódicas, pero también un estudio de impacto medioambiental para ver la posibilidad de reubicar algunos".

Aún reconociendo el encanto que las cigüeñas aportan a la catedral, advierte de lo corrosivos que son sus excrementos y pone como ejemplo que hasta Iberdrola ha apostado por crearles soportes artificiales para evitar que aniden en los cables. Bernal admira como el que más a estas aves, pero abre el debate sobre la posibilidad de crear subcolonias en otras zonas con las parejas jóvenes.

"La cigüeña es muy caprichosa y anida en la catedral porque está en lo más alto. Pero se puede estimular la reubicación de las parejas jóvenes", subraya.