Los dos últimos detenidos, el fin de semana, por robos de bombonas en el almacén de la distribuidora lo fueron gracias a que el propio encargado los persiguió, a 185 kilómetros por hora y permanentemente comunicado a través del móvil con las policías y la Guardia Civil, de manera que al volver a Plasencia los estaban esperando varias patrullas policiales para darlos el alto. Fue una persecución de película. Tan rocambolesca como que a la altura del Villar de Plasencia, el empleado los adelantó, los obligó a parar y allí mismo abandonaron las bombonas para volver a conducir temerariamente hasta Plasencia.

"Todo para que al día siguiente estén otra vez en la calle" se lamentó ayer Luis Manuel Sánchez, el osado empleado de Plasenglas, que se declaró "impotente e indignado". Durante la persecución, otro ladrón aprovechó para robar más bombonas. Ocurre prácticamente a diario. "En lo que va de año es como si nos hubieran quitado dos trailers cargados de bombonas, como 1.800 y llevamos ya tres años". Por lo que los responsables de la empresa indicaron ayer que van a pedir el amparo del ayuntamiento y la Delegación del Gobierno. "O habrá que tomar medidas" avisaron.