Tres o cuatro nidos son un problema, pero más de treinta, es un caos". Con estas palabras advertían ayer los arquitectos del plan director de la catedral, Sebastián Araújo y Jaime Nadal, del peligro de los numerosos nidos que acumula el edificio.

En su opinión, los nidos son un "foco de problemas" y como muestra pusieron el ejemplo del incendio que se originó recientemente en uno de los situados en una espadaña y que achacaron a los focos de la iluminación monumental, porque "son halógenos y en cuanto pones algo encima, ya está ardiendo". Además, hicieron hincapié en su enorme peso, ya que algunos llegan a la media tonelada, aunque aclararon que esto no afecta estructuralmente al monumento. Pero sí advirtieron de que han provocado humedades porque "mucho material del que están hechos ha caído y taponado los sistemas de desagüe, con lo que se han formado charcos importantes".

A esto suman lo corrosivos que son sus excrementos y, en general, consideran que hay "un descontrol tremendo". Con todo, abogan porque Medio Ambiente los retire del monumento y los traslade a otras zonas porque "antes sólo anidaban en las catedrales, pero ahora hay muchas ubicaciones posibles".

Aunque consideran que lo más beneficioso para la catedral es que no haya ningún nido, en caso de mantener algunos, proponen que se construyan soportes o plataformas específicas para "que no dañen al edificio". Los arquitectos acudieron ayer a la catedral junto a la concejala Raquel Puertas para la recepción de las obras del enlosado.