CARGO PRESIDENTA DE LA ASOCIACION DE VIUDAS ´VIRGEN DEL PUERTO´ DESDE HACE 17 AÑOS

FAMILIA VIUDA DESDE HACE 21 AÑOS. SE QUEDO CON CINCO HIJOS

LOGROS SACAR ADELANTE A SUS HIJOS, SUPERARSE Y SERVIR DE ALIENTO A TANTAS MUJERES PLACENTINAS

Piedad Daza es todo un ejemplo de superación. Pasados los cincuenta años se quedó viuda y aunque nunca olvidará que durante los dos primeros apenas levantó cabeza, sus cinco hijos la empujaron a salir adelante. Ironías de la vida, ahora --y desde hace ya 17 años-- preside la asociación de viudas a la que tardó cinco años en acercarse "porque al principio nadie quiere ni oír hablar de ello, pero el tiempo va suavizando el dolor y a mí no me ha comprendido nadie mejor que otra viuda y en la asociación te sientes muy arropada".

--¿Hay consuelo para la viuda?

--Mira hay quien se ha quedado viuda con dos años de matrimonio, una hija pequeña y otra en la barriga y ¿tú crees que esto a mi me consolaba? Pues no. Ahora, comprendo que lo suyo fue peor porque yo pude disfrutar de 32 años de matrimonio. Su pena es su pena y tiene que pasarla, pero te aseguro que con los años se van suavizando las heridas.

--Parece que esta sociedad nuestra ha pasado del culto al luto rigurosísimo a que la viuda resulte molesta o sienta incomprensión cuando no puede ocultar su tristeza.

--No te pueden exigir que rías cuando no tienes ganas de reír y nadie te puede presionar cuando a tí se te acaba de caer el mundo y te sientes tan desprotegida. Pero también te digo que he tenido que quedarme viuda para darme cuenta de que la gente no nos considera igual. Se siente una tristeza terrible y te preguntas constantemente por qué a mi. Yo estuve así cerca de dos años y eso que tenía que sacar adelante a mis hijos, pero las heridas se curan aunque siempre le echas de menos en muchísimas ocasiones y luego acaban aflorando los buenos recuerdos.

--Hay 310 mujeres en la asociación. ¿Qué tiene?

--Sobre todo que te sientes muy arropada. Todas entramos muy tímidamente. La media es de más de 50 años y nos hemos dedicado a nuestros maridos y a criar hijos. Pero puedes elegir ir a un acto religioso porque te reconforta o a una comida para sentirse acompañada. También bailamos y hacemos viajes porque no por ello se es una viuda alegre. Bendito sea porque ya hay bastante soledad cuando te metes en casa. Cuando vivía mi marido una señora me dijo que no tenía a quién darle las buenas noches. Luego lo entendí.

--¿Cómo puede imaginar lo que se sufre quien no lo ha sufrido?

--Yo quería mucho a mi madre, pero mi casa no se descompuso. Con mi marido sí. ¿Con quién compartes tu vida?

--¿La costumbre del luto es una losa para la mujer creyente?

--Yo, que me puse de negro, le alabo ahora el gusto a quien no lo hace. ¿Es que lo vas a sentir más o menos? En mi casa no se dejó de poner la tele; yo no podía hipotecar la vida de mis hijos. Ellos tienen que vivir su vida como yo he vivido la mía.

--¿Algún consejo desde la experiencia?

--Que no se estén en casa, que salgan y que ocupen su tiempo y su cabeza en algo porque la vida sigue. Podrá costar un año, dos, tres o seis meses, pero la vida te va dando razones para seguir adelante.