El Pilar de la Amistad es la mayor distinción que entrega el barrio del Pilar. Lo creó la directiva que tuvo a Juan Pablo Castiñeira como presidente. Después de haber permanecido en el cargo durante doce años y siete años después aproximadamente desde que cambió su ciudad de residencia, Castiñeira ha recibido el premio. Fue el miércoles y tras un pregón que él mismo dio a petición de la nueva directiva vecinal.

«Cuando me llamaron no me lo esperaba y me dijeron que el premio se lo iban a dar a otra persona, así que cuando me lo dieron, me eché a llorar, me emocioné. Me ha hecho mucha ilusión porque lo ha recibido mucha gente y yo no lo tenía».

Ahora, descansa en un rincón del salón de su casa, junto a otras placas y recuerdos de Plasencia, entre ellos un cuadro pintado en tinta china del casco antiguo placentino. «Yo soy embajador de mi tierra. Cuando voy a Plasencia, siempre me piden pimentón de la Vera».

Y a Plasencia vuelve una vez al mes, para ver a su madre, que fue miembro de la primera junta directiva del barrio, mientras que su padré participó en la junta gestora. También vuelve al barrio, en el que compra, pasea y charla con todos los que le conocen. «Sigo viendo a la gente, pero con la asociación, fue irme y como si no me hubieran perdonado algo», por eso, se ha quitado una espina. «Me encantó que se acordaran de mí», señala.