Jesús Muñoz es un placentino prejubilado, que decidió hacer el Camino de Santiago para pedir «una intervención celestial» por la pequeña Valeria Curto, la niña de Carcaboso operada de una atresia pulmonar. Yonghee Lee es una joven coreana que vio en televisión el Camino y decidió que sería una experiencia a realizar a lo largo de sus seis meses de vacaciones.

Viajó con una amiga, pero al poco de iniciar el Camino, esta no pudo continuar debido a ampollas en los pies. Yonghee Lee vio a Jesús y se acercó a él con una pregunta en inglés: ¿puedo seguirle?

Así comenzó una amistad que se mantuvo del 23 de agosto y hasta el 9 de septiembre, en que ella le mostró a él su «trato agradable y el respeto que tienen hacia todo». A su vez, Jesús le enseñó cosas de España, hasta que moras se pueden comer y cuáles no. Todo en un inglés básico en el que conversaban apenas un 10% del día.

Pero los gestos también hablan por sí solos y Yonghee Lee se emociona cuando recuerda cómo un día de viento y lluvia él se ofreció a ponerse delante de ella para pararle el viento. «Él no me vio, pero yo iba llorando». A su vez, en la Cruz de Hierro, ella colocó piedras en agradecimiento a sus padres, su empresa, sus amigos... y Jesús.

Concluido el Camino, el placentino volvió a casa y ella a sus viajes por el mundo, hasta que Jesús le ofreció que hiciera parada en su casa, en la que vive con su mujer. Y en su casa ha estado, con la amiga que no pudo hacer el Camino, hasta hoy. «Quería que viera una ciudad pequeña y estuviera con una familia española». Le ha enseñado Monfragüe, Cáceres, Mérida y ellas un plato típico coreano.

Yonghee Lee confiesa sentirse «muy feliz» porque siente a Jesús «como de mi familia».