En la misma tienda de la calle Jerte donde la Guardia Civil cogió hace ocho meses hasta 128 prendas falsificadas, la Policía Nacional intervino ayer otro abultado alijo de ropa aún por determinar en un registro que no pasó desapercibido para los vecinos, a los que no cogió ya por sorpresa la intervención policial que, al parecer, también se realizó en viviendas particulares.

Los agentes evitaron dar datos concretos sobre la cantidad de ropa intervenida, pero cualquiera que pasara por la calle podía ver los furgones policiales cargados por completo de cajas y a policías vigilantes ante la atenta mirada de los propietarios de la tienda, situada en el corazón del Rosal de Ayala.

Estas tiendas están en el punto de mira de las fuerzas de seguridad, pero también de las asociaciones de comerciantes porque tiran los precios de artículos de marca, por lo que tienen una gran aceptación entre la clientela que se escuda en que no es de su competencia saber el origen de la ropa que está a la venta en un negocio abierto al público.

BAJO SOSPECHA Sin embargo, cada vez que ha habido uno de estos golpes policiales, la Asociación de Comerciantes Zona Centro ha hecho un llamamiento al consumidor para que evite comprar en unos negocios que proliferan aunque están bajo sospecha. Curiosamente algunos de los levantados por las fuerzas de seguridad han vuelto a abrir.

Tal es el caso de la tienda registrada ayer en la calle Jerte, donde la Benemérita detuvo a una mujer por un presunto delito contra la propiedad industrial. El caso más sonado fue el de una vivienda de Cañada Real con tienda en el bajo donde la policía cogió in fraganti a los dueños descargando ropa robada hace años.