Los usuarios de los aparcamientos públicos de la ciudad se quejan de la actitud de algunos aparcacoches ilegales. Recientemente, han sido los vecinos y comerciantes próximos a la zona del Salvador quienes han denunciado públicamente que se han multiplicado y además, «acosan e intimidad». En respuesta, la Concejalía de Interior hizo ayer públicos los datos de denuncias levantadas a los conocidos como gorrillas, 528 desde el 2011, 85 solo el año pasado.

En este sentido, Interior ha puesto de manifiesto las «dificultades que se encuentra la policía local para solucionar el problema» y culpa a la reforma del Código Penal llevada a cabo el año 2015, porque desde entonces, «este tipo de conductas denunciadas por la policía quedan fuera de la actuación de la justicia». Señala Interior que para poder denunciar a un aparcacoches ilegal es necesario que «desobedezca hasta en tres ocasiones en el mismo día» al agente. Esto significa que, las 85 denuncias presentadas el año pasado, elevan hasta 255 las ocasiones en que un policía local advirtió a un gorrilla’ de la ilegalidad de su actuación.

Por otro lado, a pesar del elevado número de partes de denuncia, la Concejalía señala que los agentes han detectado que son seis personas las que acumulan el 100% de las denuncias y subraya que la policía local no puede hacer nada más que «gestionar las denuncias administrativas».

¿Qué pasa después? La policía emite informes a los juzgados y, de hecho, según los datos hechos públicos ayer, desde el 2011 han emitido un total de 160 informes. Como resultado, hay 128 sentencias condenatorias, sin embargo, el ayuntamiento señala que las penas son exclusivamente económicas, sanciones que se imponen a los gorrillas y que estos no pagan porque se declaran insolventes, con lo que no existe un castigo efectivo y lo habitual es que los aparcacoches vuelvan a ejercer su actividad ante la impunidad de su actuación.

La sección de barrios de la policía local ha realizado un total de 528 partes de denuncia a estas personas desde el año 2011.

Sin embargo, y según las quejas realizadas en diciembre por vecinos y comerciantes del entorno del Salvador, «a las mujeres les dicen obscenidades» y un comerciante se ha llegado a encontrar el coche rayado después de haberse negado a pagarles, lo que le hace sospechar que puede haber sido una forma de represalia. Además, hay comercios que señalan que entran en las tiendas diariamente para pedir dinero e «incomodan a los clientes».