La Policía Nacional ha decidido prestar una atención especial a las zonas donde los autobuses urbanos han sido apedreados por vándalos. El jefe de la comisaría, Pedro Barragán, está de acuerdo con los usuarios del servicio urbano en que la policía debe estar donde más se la necesita y ante sus demandas de aumentar la vigilancia, afirmó: "Tomamos nota de su petición y haremos lo posible por aumentar la vigilancia".

Barragán es consciente de la preocupación social generada por estos actos que se repiten desde hace un mes y se han saldado con la rotura de las lunas de dos vehículos. Así, considera, como los usuarios, que el lanzamiento de piedras a los autobuses en marcha puede provocar accidentes o herir a los conductores o clientes y también cree que la presencia policial puede ejercer una función disuasoria y evitar así más ataques.

TRES COCHES EN LA CALLE De esta forma, insistió en que, en función del personal de que disponga, tratará de reforzar el control, sobre todo en el barrio de La Esperanza, donde se han producido la mayoría de los actos vandálicos. Precisamente, se felicitó porque en los últimos días ha contado con hasta tres coches de policía para patrullar por la ciudad, lo que también han notado los ciudadanos, si bien recordó que la vigilancia "es también tarea de la policía local".

Aunque no se ha identificado a los autores, Julián Sánchez, uno de los conductores que han sufrido las pedradas, ha contado que vio a varios menores lanzando las piedras y luego echando a correr y Barragán no duda de que "son chavales de por allí".

Lo cierto es que, según ha denunciado la cooperativa de autobuses, los vehículos llevan aproximadamente un mes recibiendo pedradas. Hasta ahora, la mayoría daban en la carrocería, pero ya han roto dos lunas y tanto conductores como usuarios tienen miedo cada vez que pasan por La Esperanza. Aquí se han producido todos los ataques, menos uno que ocurrió la semana pasada en Procasa. Por eso, tanto viajeros como conductores, han pedido más vigilancia policial para atajar el vandalismo antes de que alguien resulte herido.