PLAZA: Media entrada en tarde de mucho calor en la segunda de feria.

TOROS: Seis de Alcurrucen, bien presentados, de bonita lámina, coloraos y castaños de capa y muy toreables todos. La corrida derrochó nobleza, bondad y manejabilidad. Excepto el tercero, manso de salida, los demás fueron dulces para la muleta.

TOREROS: Enrique Ponce, ovación tras aviso y vuelta tras aviso. Alberto Manuel, oreja y ovación. El Fandi, ovación y dos orejas.

Fue una corrida de muchas más orejas, pero esta vez los espadas no hicieron gala a tal nombre y fallaron con los estoques. Enfrente se encontraron un sexteto de bellos ejemplares de esos que sueñan los toreros. Rebosantes de nobleza, nada molestos, sin gestos de maldad y con más o menos fuerza, pero embistiendo. Los hermanos Lozano enviaron a Plasencia un encierro con el hierro de Alcurrucén, de los que permiten el toreo contemporáneo.

Y surgió el fenómeno Ponce, ese torero capaz de sacar partido a casi todo lo que sale por toriles. El momento cumbre de la tarde llegó con el cuarto. Un toro que en los primeros lances de capa dio una voltereta y se dañó. A partir de ahí, protestas del público pidiendo la devolución, pero el de Alcurrucén siguió en el ruedo.

Ponce lo cuido y se empeñó en seguir toreándolo. Hizo que el toro se recuperara y cuajó una faena de inteligencia. Un prodigio de colocación, perfectos los toques, sin obligarlo, y así la faena, irremediablemente, fue a más. Fue obra de dos orejas, pero pinchó hasta perder la cuenta y tuvo que dar una vuelta al ruedo clamorosa.

También había perdido los trofeos en el que abrió plaza, por el mismo motivo. A ese le hizo su faena tipo con esa clase de toros que van y vienen sin humillar.

Alberto Manuel sorprendió para bien. En su primer toro derrochó torería y buen gusto. Hizo una faena sin aspavientos, con reposo y asentadas las plantas. Al quinto, que le costaba repetir, el de Coria tuvo que sacarle los muletazos de uno en uno, pero de nuevo, siempre bien colocado, muy firme y, al final, dio fiesta a la solanera echándose de rodillas. Pudo cortar otra oreja, pero falló con la espada.

El Fandi resultó el triunfador numérico de la tarde, pero no siempre el que más goles marca es el que mejor juega. El tercero fue el garbanzo negro de la corrida y con él se lució en banderillas, pero en la muleta el animal se paró y el torero desistió. Con el que cerró corrida, volvió a dar espectáculo en el tercio de banderillas y en la faena de muleta logró dos series reposadas con la mano izquierda. Después el toro se fue apagando y El Fandi acortó distancia, se puso cerca y cerró con una estocada que contó mucho a la hora de pedir las dos orejas.

Para la corrida de hoy, Uceda Leal sustituye al lesionado Serafín Marín, permaneciendo en el cartel Miguel Abellán y Manolo Bejarano.