El coordinador del centro temporal de Cáritas admite que "se le cae a uno el alma cuando ve a alguien durmiendo en la calle y más con estos fríos y encima dicen que si no los atendemos, pero es que también es verdad que por regla general el que está por ahí es porque quiere, salvando algunos casos". El que entra en el centro tiene que comprometerse a no beber ni consumir drogas, no puede mendigar y a cambio de tener sus necesidades básicas cubiertas, debe dedicar la mañana a realizar trabajos de utilidad pública en el cuidado de los jardines del barrio. "No siempre les interesa y se marchan, pero también hemos tenido que llegar a expulsar a gente" explicaba ayer Iván Torres.