Mucho sueño para un adulto solía decir Gila para certificar una muerte cuando hacía prácticas de poli en London city, pero este muerto de la crisis adormecida del PP está muy vivo. Basta con rascar un poquino y tate. Dale con la moción de censura que el Partido Popular vuelve a hacer cargar sobre los hombros de Victoria Domínguez, aunque ahora con el caramelo de la concejalía de Urbanismo y un cargo orgánico que se haría a su medida de secretaria local de la misma cosa. O sea la última oportunidad de rehabilitarse en el partido por los servicios prestados a la patada al PSOE o la muerte política.

Es un secreto a voces que la concejala participa del sector crítico dispuesto a llevar al PP al juzgado por vulnerar los estatutos mientras aguarda el dictamen del comité nacional de derechos y garantías que el partido está dilatando maquiavélicamente. En la guerra fría cada uno prepara sus armas y las mejores jugadas de la concejala en su peregrinaje televisivo obran ya en poder del comité regional de conflictos al igual que los escritos de los críticos por si en septiembre sigue Elia Blanco de alcaldesa y alguien va a expedientar a alguien. Que eso también es de Gila. De cuando insinúaba en un ascensor ante Jack el destripador que alguien había matado a alguien por si colaba una confesión.

Qué verano se avecina. Alguien se va a quedar helado y no por los helados que Frigo va a repartir desde mañana a los niños hacendosos en limpieza viaria. A quien quiera que quite las asquerosas manchas de la avenida de José Antonio que le den entonces el quiosco entero y por favor, Raimundo, ocúpate de Gabriel y Galán y Río Jerte.