El ayuntamiento está reduciendo el número de mendigos que suelen pedir en la plaza Mayor, importunando a los clientes, según sus quejas, sentados en las terrazas. Es la sensación que comparten los trabajadores de la zona y la palabra del concejal de Interior, José María Nisa, quien afirma que su concejalía lo está "enfocando de otra manera".

"Estamos reduciendo el trapicheo, que es lo que los atraía, y así quitamos de la calle a los que no tienen forma de lograr sus drogas", señala Nisa. Además, dice que hacen "labores sociales, como ayudarles a que ingresen en Cáritas", y añade: "No podemos intervenir más, ni con más dureza, porque debemos hacerlo dentro de la legalidad".

"El problema sigue existiendo, aunque sí es verdad que quizá vengan menos", cuenta Rubén Martín, camarero de terraza del bar Español, que resalta que el problema se reduciría aún más con "mayor presencia policial", opinión que también comparte el encargado de La Pitarra del Gordo, Raúl Paniagua, quien cree que "cuanta más gente, más pedigüeños, así que durante este mes esperamos más que en julio", aunque admite: "En los últimos días echamos en falta a dos o tres de los más molestos".

La idea de que más presencia policial serviría para ahuyentar a los pedigüeños no es compartida por Nisa, ya que "el que haya más números de policía local no quiere decir que haya menos pedigüeños", citando de nuevo los impedimentos legales, que solo permiten a los agentes "pedirles que se retiren, si no se han puesto violentos, claro está".

SIN AGENTES SUFICIENTES Además, la policía local debe cuadrar los turnos, porque "de donde no hay no se puede sacar, y debemos repartir por toda la ciudad a los agentes de los que disponemos en cada turno", manifiesta José María Nisa, quien afirma disponer con "ocho efectivos, ahora en verano".

Según Raúl Paniagua, "en ocasiones hemos tenido que echar a los mendigos incluso varias veces al día, y siempre son los mismos cuatro o cinco".

Preguntado sobre este tema un joven sentado en una terraza, responde que le es desconocido, ya que, afirma, "nunca" le ha pasado, mientras que una señora desmiente el extremo sobre la violencia de los mendigos con vehemencia, porque "alguna vez ha coincidido que han venido a pedir y estaba yo tomando algo, pero siempre se han ido tras decirles que no, incluso con un buenos días", subraya.