La Asociación de Vecinos de Río Jerte se ha venido quejando desde hace años de problemas de convivencia con el vecino barrio de San Lázaro, sobre todo por la presencia de jeringuillas en su parque y las molestias causadas durante la madrugada por menores, en coches, puertas y en el pabellón deportivo. Ayer, el presidente vecinal, Antonio Gil, afirmó que los problemas están solucionados y la directiva agradeció la presencia policial. Precisamente, el alcalde achacó el descenso de los conflictos a la colaboración entre la Policía Local y Nacional.

"Esta zona es una prioridad para la policía y aún así, se intensificó la vigilancia y se puso en marcha un operativo con policías de paisano y vigilancia con cámaras. La presión de ambas policías y el contacto con los patriarcas gitanos ha dado sus frutos", subrayó Fernando Pizarro.

El alcalde aprovechó también para subrayar que el absentismo entre niños de etnia gitana se ha reducido "casi a cero" por el "trabajo magnífico de la policía local a través del agente tutor", a lo que sumó la tarea del mediador gitano con el que cuenta el ayuntamiento, sin olvidarse de la Justicia, al destacar la sentencia que condenó a un padre de esta etnia por agredir a una profesora de un centro educativo.

Con esto y con las mejoras llevadas a cabo por el ayuntamiento en el último año, el presidente vecinal se mostró muy satisfecho, ya que el gobierno ha acondicionado el parque infantil, asfaltado calles y cerrado el pabellón deportivo.

Además, Pizarro destacó que otra demanda del barrio era convertir el cementerio judío en una zona verde y así se ha presvisto en el nuevo Plan General Municipal, que previsiblemente irá al pleno de octubre para su última aprobación municipal.

El alcalde explicó que parte de los terrenos donde se ubica el cementerio son de propiedad privada, con lo que se han establecido en el plan y de acuerdo con los dueños permutas de terrenos por otros ubicados en otras zonas de la ciudad "para que todo sea terreno público y así ir reconvirtiéndolo en zona verde".

Pizarro y varios miembros del gobierno se reunieron ayer con la directiva vecinal y visitaron el barrio con motivo de sus fiestas, que empiezan hoy con un triduo en la ermita de San Lázaro a las ocho de la tarde. Además, el domingo habrá misa a las doce, seguida de reparto de dulces y ponche, música de charangas y, como novedad, un mercadillo popular y artesanal.