El pueblo festeja san Fulgencio con migas y vino

Si en ediciones anteriores prácticamente solo las amas de casa seguían fieles a la fiesta, en los últimos años parece que se ha vuelto a recuperar este festejo popular. Pese al frío, y la llovizna, la plaza de la Catedral se llenó para escuchar la presentación de Jesús Grande y el pregón que leyó Agustín Sánchez Mirón, placentino y gran conocedor de las costumbres de la ciudad. El grupo folclórico El chispa amenizó la velada durante el recorrido por las calles hasta llegar a San Nicolás --donde se produjo la quema de papeles con todo aquello que se desea olvidar del pasado año-- para acabar en la plaza Mayor, en donde habían instalado una carpa en la que se preparó la esperada queimada, con conjuro previo incluido, antes de que repartiesen las perrunillas y los vasos de aguardiente.

Día de San Fulgencio

La Noche de Antruejos fue la antesala a los actos de ayer, día en el que, y tras la procesión del patrón por la catedral, los ciudadanos volvieron a reunirse en la plaza Mayor, a las puertas de La taberna del Gordo, cuyo dueño donó todo el vino que se bebió al tiempo que se comían migas. Los bailes folclóricos tampoco faltaron en una mañana a la que sí le acompañó el buen tiempo.

Las integrantes de la asociación de amas de casa aseguraron que ellas sí se sienten muy orgullosas de mantener la tradición de san Fulgencio, que año tras año se va consolidando. "Para nosotros es como si fuera día de fiesta, hemos ido a misa y ahora vamos a comer unas migas con un buen vino".

Los placentinos están divididos en torno al hecho de que se haya suprimido la festividad de san Fulgencio. Para unos solo se trata del patrón de la diócesis, y no el patrón de la ciudad. La celebración de la Noche de Antruejos, comenta un ciudadano "es acertada pero no hace falta una fiesta local, pues la mayoría se identifica más con la patrona, y se hacen sus actos en domingo, o durante los fines de semana".