Un grupo de jóvenes estudiantes se toparon ayer con la biblioteca cerrada a cal y canto, pese a ser un día laboral e inmediatamente acudieron al ayuntamiento para quejarse de que la medida no se hubiera avisado con antelación. "Han sido varias las personas que nos hemos encontrado a la hora de abrir con las puertas cerradas. Deberían poner un tablón de anuncios para avisar de estas cosas", advirtieron. Sin embargo, no pudieron transmitir su queja a la concejala de Cultura puesto que en esos momentos no se encontraba en el ayuntamiento, con lo que la única respuesta que les dieron fue que realizaran un escrito.

Por su parte, la edil delegada, Lidia Regidor, dijo haber dado la orden de que se pusiera un cartel avisando del cierre "pero otra cosa es que dure porque a lo mejor lo han colocado a las ocho y a las diez ya no estaba".