Los habituales del popularmente conocido como ´paseo del colesterol´, que une el puente de Adolfo Suárez con el puente Nuevo y que llega hasta los Cachones, tienen que sortear a diario en su camino los restos de basura que se acumulan en el suelo y que convierten un paseo que a priori debería ser agradable en un fastidio debido a los cristales, los papeles y la suciedad en general.

ESCASA LIMPIEZA

Según el testimonio de los paseantes asiduos a la travesía, el problema se concentra en el trayecto entre puentes, ya que "la basura se acumula durante muchos días en esta zona porque rara vez llega el servicio de limpieza, como mucho una vez al mes, con el peligro que para cualquier persona supone caminar entre restos de cristales y de mucha basura". Uno de los empleados de la gasolinera ubicada a mitad de trayecto entre puentes asegura que las quejas son habituales, y que la única solución posible es aumentar la plantilla del servicio de limpieza porque "es increíble como en una ciudad de 40.000 habitantes sólo hay 21 personas encargadas de barrer. Es normal que haya lugares muy sucios".

La zona forma parte de un trayecto muy común entre los paseantes que hacen ejercicio durante el verano y que en ocasiones son de avanzada edad, por lo que el asunto es grave al existir el riego de sufrir una caída por un inoportuno tropezón.