Raimundo Amador es uno de los platos fuertes del Martes Mayor. Se subirá al escenario el próximo sábado, a las nueve de la noche en la plaza Mayor, para fundirse con su guitarra. Pese a la reciente muerte de su madre, atiende a EL PERIODICO EXTREMADURA amablemente y sin intermediarios.

Aquí hay mucha afición al flamenco. Le van a recibir con los brazos abiertos

--Lo sé. Extremadura es una tierra buena. De chico vino a Sevilla Porrina de Badajoz y después de una actuación, estuvimos con él. Yo no tenía entonces edad ni para tocar, nos teníamos que esconder cuando venía la Guardia Civil.

¿Qué va a ofrecer al público?

--Unas cuantas sorpresillas. No pueden faltar canciones como Ay qué gustito , Pata Palo o Bolleré y también habrá versiones de Pata Negra y de otra gente.

Se le considera una eminencia de la fusión flamenca

--Yo no me considero nada. A mí me gusta tocar y disfrutar. Nosotros, Veneno y Pata Negra, no fuimos los primeros en fusionar, aunque sí en el rock gitano.

¿Por qué la fusión?

--Llevaba tocando la guitarra desde chiquitito y estaba un poco aburrido, era flamencólico. Quería indagar e investigar. Entonces, escuché a Jimmy Hendrix y me cambió la vida. Me dije: Yo esto es lo que quiero hacer, y quise hacer lo que él hacía y, como soy gitano, me salió esto otro, la fusión.

Ha tocado con Camarón y con BB King, ¿qué le han aportado?

--Yo no me imaginaba que iba a tocar con Camarón, con BB King o con Björk. Cada uno me ha aportado muchísimo y estoy muy orgulloso. Yo era fan del grupo de Björk. Kiko Veneno y yo siempre flipábamos con ella y, como teníamos la misma compañía, vino a España y pidió un guitarrista de flamenco y me llamaron. No me lo creía.

¿Cómo define su trayectoria?

--Como un camaleón de la música. Estoy muy contento con mi trayectoria, desde que empecé pasando el platillo en la calle hasta ahora. Porque yo empecé desde cero, pasábamos la guitarra directamente.

¿Le ayudó la suerte?

--Sí. Hemos pasado mucha fatiga, pero a mí la suerte me ha venido cuando tenía 36 años, cuando grabé Gerundina .

¿Qué siente sobre el escenario?

--Me olvidó de todo. De las penas, como ahora por lo de mi madre, y de la vergüenza y el miedo porque sigo teniendo mucha vergüenza y miedo y, cuando llevo un ratillo tocando, se acaba todo, somos yo y la guitarra. Tengo esa suerte.

¿En qué momento profesional diría que está?

--En mi mejor momento. Me siento bien y centrado.

¿Su próximo proyecto?

--Me gustaría seguir con mi rollo. Tengo pendiente un disco maquetero, es decir, tipo casero, con grabaciones hechas en casa, entre ellas, una que le hice a mi madre. Son todo canciones nuevas, pero me falta meterme en el estudio y mezclarlo. Pero no tengo prisa.