Al menos dos meses después de ser retirados de la circulación en el depósito municipal de Capote, dos de los tres vehículos de la policía local han vuelto a la calle y sólo el tercero ha sido dado de baja. Si realmente estaban en tan mal estado que el ayuntamiento renunció a repararlos, por qué de repente vuelven a la calle y si todavía tenían arreglo, por qué han tardado todo este tiempo en hacerlo consintiendo que los policías tuvieran que apañarse con un furgón, un turismo camuflado y una furgoneta de obra para toda la ciudad.

Nadie del gobierno municipal del PSOE ha despejado la incógnita, pero lo cierto es que el déficit llegó a producir escenas tan rocambolescas como la de las recientes inundaciones en Los Pitufos, donde los agentes tuvieron que desplazarse en sus vehículos particulares o parando a ciudadanos para que les llevaran en sus coches.

Más recientemente, también han tenido que tirar de sus propios turismos para socorrer a los heridos en dos accidentes que se produjeron simultáneamente en el casco urbano, según han confirmado fuentes policiales.

RIFIRRAFE Para la concejala delegada de la policía local y tráfico, Josefa Pérez Camisón, no hay duda: "Alguien, y no yo, ha dado la orden de que se arreglen esos coches para ir de farol y poder decir que los tenemos todos en la calle aunque sean auténticos zarrios y sin preocuparse de la seguridad de los agentes". La edil se apoya en el hecho de que los vehículos han vuelto a la calle justo después de que en el pleno televisado de la semana pasada, la oposición preguntara por el episodio de Los Pitufos.

Esta intervención ha molestado sobremanera al portavoz municipal, Pablo Sánchez del Mazo, quien sugirió: "Igual no le ha interesado a la concejala repararlos cuando me consta que tenían cosas de poca monta como una luna rota", aunque reconoció: "Zarrios son, pero son lo que tenemos desde hace años y prefiero tener zarrios a nada hasta que vengan los nuevos", lo que aseguró que ocurrirá en breve una vez aprobada en el último pleno la modificación del presupuesto que permitirá la compra de los dos vehículos que jubilarán a los Peugeot 306 en cuestión.

Estos, mientras tanto, han salido de Capote para estar aparcados en la plaza porque los policías prefieren coger los suyos. "Te pueden dejar tirado a la mínima. Frenan mal, las sirenas no funcionan y el volante de uno está daleao ", dice un agente. Mecánicos consultados indican que la vida útil de un coche similar es de entre ocho y diez años --los mismos que tienen los policiales cuyas matrículas llevan las letras P y T-- pero cierto es que éstos sufren mayor desgaste.