Chang-hyun Choi es coreano, no puede andar --sufre una parálisis cerebral-- y prácticamente es incapaz de comunicarse en otro idioma diferente al suyo. Sin embargo, y pese a todos estos impedimentos, está llevando a cabo una auténtica proeza, que le lleva a superarse cada día con tal de lograr su objetivo: recorrer varios miles de kilómetros en silla de ruedas para reivindicar la paz entre las dos coreas.

Montado en su silla mecánica, Choi utiliza la boca para dirigirse y variar la velocidad, que llega a ser de hasta trece kilómetros por hora. Detrás, está acompañado por un compatriota, que le sigue incansable en una furgoneta que hace las veces de hogar y de coche escoba. Ambos llegaron ayer a Plasencia procedentes de La Vera, y tienen previsto continuar indefinidamente este viaje hasta Portugal atravesando de cabo a rabo nuestra geografía.

Y es que a Choi le encantan los retos. No en vano posee varios récords, y ya ha sido capaz de cruzar Estados Unidos desde Los Angeles hasta New York casi sin ayuda. El y su fiel compañero han dejado atrás a sus familiares y amigos solo por tratar de cumplir un precioso sueño.