En el 2011, el placentino Víctor Cerro consiguió el récord del mundo de permanencia en hielo al llegar a las 2 horas y 36 minutos. Ahora, acaba de superarse a sí mismo y al rumano que se lo había arrebatado un año después al haber logrado permanecer en un sarcófago de hielo cuatro horas y diez minutos, nada menos que una hora más que el récord del 2012.

Días antes de enfrentarse al reto, señalaba que confiaba en que podía lograrlo iniciando antes su proceso de calentamiento y ayer, confirmó que esta había sido una de las causas del éxito. «Esta vez, he utilizado mi herramienta para producir calor antes, para estar más tiempo con fiebre». Su herramienta es el té con glicerina, una actualización del té con jabón que los chamanes o santones de la India tomaban para provocar una reacción exotérmica.

Y otra de las claves ha sido el hecho de poder permanecer durante todo el tiempo hablando con el público que se desplazó hasta Burgos para ver si conseguía el récord y también contestando mensajes verbalmente a través de Facebook, porque el reto se retransmitió en directo a través de esta aplicación. Y es que, a pesar de estar rodeado por una tonelada y media de hielo, tenía el móvil anclado a un hierro y a través de él pudo comunicarse. «Me tuvo superentretenido y me evadí un poco».

Una vez batido el récord, el placentino confiesa que «las sensaciones han sido asombrosamente mucho mejores que en el año 2011», aunque en directo, cada vez que le preguntaban si tenía frío, la respuesta era, obviamente, siempre afirmativa.

A las cuatro horas y cinco minutos y tras una recomendación previa de su mujer, Patri Zenner, ya no pudo aguantar más y pidió que le sacaran. «Ya me estaba bajando la temperatura y estaba muy cansado, había quemado muchísimas calorías». Tras este nuevo éxito, afirma que ya no le molestará que otro le arrebate el récord porque significará que otra personas «podrá demostrar que los humanos podemos hacer cosas alucinantes».