Otro frente policial es el de las motos trucadas, razón por la cual la madrugada del viernes la policía local retiró las dos primeras por emisión de ruidos y exceso de velocidad en las avenidas de Juan Carlos I y La Salle. El ayuntamiento confía en que sea una medida ejemplarizante porque además de la multa, sus propietarios han de hacer frente al pago de la grúa y el depósito en Capote si quieren recuperar la moto que, por supuesto, debe volver a su estado original. Además de la contaminación acústica que supone la manipulación de los escapes, al consistorio le preocupa la seguridad de los conductores porque las motos llegan a coger los cien kilómetros por hora cuando no debían pasar de la mitad. Por manipular escapes no homologados, lo que está considerado infracción muy grave, las sanciones oscilan entre los 301 y los 600 euros.

De ahí que en el caso de que los conductores sorprendidos sean menores, el ayuntamiento informará por escrito a los padres para que estén advertidos del riesgo que corren sus hijos, según indicaron ayer fuentes policiales. Del otro lado, son generalizadas las quejas en la ciudad por el ruido ensordecedor que causan las motos con el escape libre. Hasta el punto de que los presidentes vecinales habían pedido extremar las medidas de vigilancia policial.