Los vecinos de Rosal de Ayala están expectantes e impacientes porque comience la esperada reforma de la plaza de Luis de Zúñiga y "por fin" desaparezca el cuello de botella que se origina por el caos circulatorio y que ya empieza a asfixiar a más de uno.

Esta es una obra que urge no solo a los vecinos que viven en la zona, sino a todos los ciudadanos en general porque esta plaza es paso obligado a diario para muchos de los placentinos que cruzan con su vehículo o a pie la ciudad, con lo que es una de las vías más transitadas. Sin embargo, las dificultades que se encuentran tantos los conductores como los viandantes son notables desde hace años, puesto que la estrechez de la calzada, de la acera y el número cada vez más elevado de coches estacionados dificultan a todos la circulación.

Agapito Díaz, antiguo presidente vecinal, ha estado luchando desde el 2002 para conseguir la remodelación y ahora la nueva junta directiva, encabezada por Rocío Martín, seguirá con ello: "Mañana nos va a recibir la alcaldesa y entre las primeras reinvidicaciones que la haremos llegar se encuentra esta, que, aunque el concejal de Obras dijo que este mes comenzaría la obra esperemos que esta vez sea verdad", destacó.

El edil responsable, Blas Raimundo, ha tomado el relevo de una reforma pendiente desde la legislatura pasada y que no se llevó a cabo debido a que el concurso se quedó desierto en varias ocasiones. En mayo del pasado año, por fin, se adjudicó a Urbamon por un importe de 120.000 euros y, según los plazos, debía haber empezado el pasado mes de julio. Pero, sea cual fueren las causas de la demora de todos estos años, los placentinos ansían que se remodele ya la plaza y se conjuguen las zonas de paseo con el tráfico.