El miedo a ser repudiada llevó a Samara Mramech a ocultar a la familia que estaba embarazada, según el testimonio de sus más íntimos a la Policía Nacional, cuyo inspector jefe en funciones, Félix Jiménez, indicó ayer que "sólo una persona conocía el embarazo que seguramente mantuvo oculto por temor a la ley musulmana".

Se refería a la hipótesis que maneja ahora la investigación de que no pidió asistencia médica para dar a luz con la intención de desprenderse después del niño y no tener que dar explicaciones a su entorno familiar por haber tenido un hijo fuera del matrimonio. Lo que refuerza el hecho de que no había en la casa cuna ni ropa de bebé ni nada que hiciera intuir el nacimiento de un niño.

La joven inmigrante marroquí estaba separada de un vecino de avanzada edad de Moraleja y mantenía otra relación con un compatriota que vive en las Islas Canarias. Además del hijo que dio la voz de alarma, tiene otra de 16 años en Marruecos.

SIN NOTICIAS DESDE EL 17 Sin embargo el parto se complicó, la mujer murió desangrada y el niño por falta de atención, siempre según las primeras investigaciones, aunque hasta ese momento la madre se preocupó de lavarlo y acostarlo en una cama envuelto en una toalla donde fue hallado el miércoles en su piso de la calle Ancha.

A falta de que el resultado definitivo de la autopsia aclare cuándo se produjeron las muertes, el inspector Jiménez calcula que pudieron ocurrir entre el 17 y el 18 de diciembre porque de entonces es la última llamada que realizó la mujer desde su móvil y no volvió a contestar las que le hizo su hijo, de 14 años, que estudia en Armenteros. A su vuelta por vacaciones de Navidad trató de entrar en casa y avisó a su tía, que vive en Coria, que alertó a la policía al comprobar que la llave estaba echada por dentro. Lo que descarta por completo la implicación de terceros ya que hasta las ventanas estaban cerradas.