Desde enero la línea 3 del autobús urbano dejará de pasar por San Miguel. El ayuntamiento la suprimirá a petición de la cooperativa adjudicataria, que alega que recoge tan pocos usuarios en esta parada que le está suponiendo pérdidas de 3.000 euros al mes mientras contribuye a alargar hasta una hora el recorrido de esta línea.

Lo que ha puesto en pie de guerra al presidente de la asociación de vecinos de San Miguel, que ayer reunió a la Federación de Asociaciones de Vecinos para forzar al ayuntamiento a reconsiderar la medida. "El ayuntamiento no puede hablar de rentabilidad económica, sino social y la empresa tendrá que compensar los beneficios de unas líneas con otras, que la ciudad les dio los mejores autobuses que pudo", indicó ayer Jaime Collado acompañado por la presidenta de Fepave, Marisa Sánchez, y el presidente del Rosal de Ayala, Agapito Díaz.

Sin embargo, la concejala Carmen Blázquez, que advirtió de que Collado ya había sido informado por ella misma, argumentó que "el barrio no queda desasistido porque por San Miguel pasan las otras dos líneas de autobuses y lo único que puede pasar es que de mantener la línea 3, la cooperativa acabe subiendo el billete a todo el mundo para compensar las pérdidas".

La edil dijo haber comprobado que en San Miguel apenas suben viajeros a esta línea."Probablemente --dijo-- porque el recorrido dura una hora". La cooperativa insiste en que para que no fuera deficitario, tendrían que utilizar la línea 3 en San Miguel 600 personas y no 200 como ocurre desde su implantación hace ocho meses.