Alarmada, la comunidad de vecinos pidió en noviembre pasado el amparo del ayuntamiento y del Servicio Extremeño de Salud por escrito y mientras el primero contestó que no había riesgo de derrumbe y que era un conflicto entre particulares, el segundo respondió curiosamente remitiéndoles el mismo informe municipal cuando lo que los vecinos le pedían era una visita de inspección para determinar las condiciones de habitabilidad de sus casas máxime cuando uno de los afectados es un menor asmático con alergia a la humedad. "Aquí ni han venido y mi hijo ha tenido una recaída que le ha obligado a retomar el tratamiento" se quejaba la mujer. "No creemos que sea normal que uno esté en su casa tranquilamente y las obras de al lado le dejen este panorama y con esta impotencia" mientras la empresa constructora indicó ayer que esta situación no era previsible y reiteró su buena voluntad. "Pero que esa buena voluntad no sea ponerme unos azulejos de segunda mano, que yo quiero mi casa como estaba" replicó ella.